¡Hola, hola!
Después de 7 meses de
voluntariado ya tengo una rutina organizada: agricultura ecológica, refuerzo
escolar, trabajo de oficina. Pero también he tenido nuevas actividades: las
intervenciones en la cárcel de Sangonera empezaron y apoyé a Diego, formador de
la asociación, en un curso titulado “Técnicas y dinámicas para la creatividad”.
Voy a empezar por el curso sobre
creatividad. Empecé por coordinar el curso con la ayuda de Noemí (mi
coordinadora de actividad) y luego, durante el tiempo del curso, mi papel era apoyar
a Diego en la organización de materiales, hacer algunos ejemplos para presentar
actividades y la mayor parte del tiempo sacar videos y fotos. De personalidad
reservada, este rol detrás de la cámara estaba perfecto, podía observar lo que
pasaba y escuchar lo que se decía. De esta manera aprendí muchas cosas. De
manera breve el curso trataba de desarrollar la propia creatividad a través del
proceso siguiente: tomar conciencia de los obstáculos personales a la
creatividad, pensar en los propios bloqueos, permitirse lo que no nos permitimos,
dejar fluir las ideas y pensamientos, y pasar a la fase concreta, al nivel
practico. Este proceso se hizo a través de varios medios: la plástica, la
música, el cuerpo, la interactuación con los demás… Observando lo que ocurría
en el grupo y lo que se comentaba, aprendí muchas cosas de cada uno pero también
sobre mi misma. Observé también a Diego como actuaba y aprendí muchísimo: su manera
de manejar y de dirigir al grupo, de llevar atención a cada uno y al mismo
tiempo al grupo entero, de preguntar y guiar a cada individuo, de incitar a
pensar a nivel más personal sin esperar una respuesta particular… Me gustó
mucho esta experiencia, me llevo cosas tanto personales como profesionales.
En lo que concierne a las
actividades en la cárcel esperábamos desde noviembre los permisos para entrar.
Queríamos hacer talleres sobre la violencia de genero pero como los permisos
tardaron y nos quedan sólo dos meses de voluntariado, cambiamos de proyecto y
planteamos otro: desarrollar la creatividad con el objetivo final de hacer un grafiti
en una de las paredes de la cárcel. Antes de ir, estuve un poco estresada,
nunca había ido a una cárcel, nunca me había relacionado con internos. Fui allí
acompañada de dos de mis compañeros que ya habían trabajado en este ámbito. Perfecto.
Empecemos por algunas dinámicas para conocernos, otras para ayudar a la
creatividad con el objetivo que salieran ideas para el grafiti. Una vez adentro
y en contacto con los internos me sentía cómoda, además, haber asistido a este
curso sobre la creatividad me ayudó a encontrar una manera de actuar e ideas de
dinámicas. Salí de allí con muchas preguntas en la cabeza: cómo ayudarlos a
desconectar de la vida rutinaria de la cárcel, cómo adaptar las dinámicas a
este tipo de grupo, cómo hacer para crear actividades que les gusten con los poquísimos
medios y materiales con los que se puede trabajar dentro una cárcel… Actualmente
esperamos encontrar un grafitero para llevar a cabo el proyecto, acabar lo que
hemos empezado con ellos. Ahora que todos están motivados me gustaría compartir
esta experiencia con ellos. Me parece que hacer un grafiti en el interior de la
cárcel les da la ocasión de expresarse, les permite existir marcando su huella
y que les da un cierto sentimiento de libertad. Tengo muchas ganas de compartir
y acompañarlos hasta el fin de este proyecto.
Por cierto, estas dos
experiencias fueron muy diferentes al nivel del objetivo, del grupo, de las
condiciones…aunque tienen el punto común de tratar de creatividad. Fueron
también muy diferentes para mí personalmente y la una como la otra muy rica.
Solène
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